En Austria, pese a que las temporadas de frutas son dobles (primero llegan las italianas y españolas, luego vienen las locales), la gente es muy aficionada a las mermeladas caseras. Se pueden encontrar con asombrosa facilidad ingredientes como pectina o ácido cítrico y hay tipos de azúcar especiales con gelificantes.
Últimamente he conocido a dos hadas de las mermeladas. Una es mi colega de cafeteo Maui y la otra es Véronique Witzigmann que ha publicado un libro genial. Digo hadas porque combinan sabores de manera mágica, explican instrumentos y técnicas necesarios de manera magistral, y hacen mermeladas simplemente exquisitas. De ellas son estas dos recetas que hacen que mis papilas gustativas alucinen.
Mermelada de fresas y plátano con cardamomo (de Maui)
Ingredientes:1 kilo de fresas maduras
1 kilo de plátanos maduros
500 gr. de azúcar
media cucharadita de cardamomo molido
zumo de medio limón
Trocear las fresas y añadirles el azúcar. Dejar reposar al menos dos horas. Pasar esta mezcla a una olla de material no reactivo (acero inoxidable) y cocer a fuego suave. Quitarle la espuma que se haga. Dejar cocer una hora y añadir el zumo de limón. Cocer un ratito más y añadir los plátanos troceados. Remover la mezcla mientras se cuece hasta obtener la textura deseada. Añadir el cardamomo y dejar que tome sabor unos minutos (yo añadí el cardamomo, apagué el fuego y dejé la olla encima de la vitrocerámica).
Mermelada de cerezas, chocolate y café (inspirada en Véronique Witzigmann)
Ingredientes:1 kilo de cerezas
50 gramos de chocolate (70% cacao)
una tacita de café
250 gramos de azúcar (ella usa azúcar con gelificantes)
zumo de limón
Quitarles las pipas a las cerezas, añadirles el azúcar y dejar macerar. Poner la mezcla en la olla y cocer a fuego suave durante unos tres cuartos de hora, añadir el limón, dejar cocer un poco más, añadir el chocolate y el café. Dejar cocer un ratito y ya está.
Dice Maui que si se te las piensas comer en un mes basta con tenerlas en la nevera, pero si quieres que te duren hasta Navidad y más allá, hay que esterilizarlas bien para evitar bacterias malignas.
Cuando era pequeña veraneábamos en la casa que mis abuelos tenían cerca de El Vendrell. Cuando llegaba la temporada de tomates se hacían conservas. Recuerdo los tarros en las ollas esterilizándose y después, los ricos bocadillos de tomate en conserva y atún que me preparaba mi yaya... mmmh... nunca más he vuelto a comer bocadillos como aquellos.
En agosto íbamos a recolectar moras y mi madre hacía con ellas una mermelada de pecado mortal. La usábamos para todo: las tostadas, los yogures, la leche...
En los últimos tiempos estos recuerdos pasan a menudo por mi cabeza preparando estas conservas veraniegas.
¡Salud!
No sé cuál de las dos mermeladas me gusta más. Me ha sorprendido ponerle chocolate y café en la receta, creo que voy a probar ésta. Muchas grácias por compartir este descubrimiento :)
ResponderEliminarJo, q recuerdos... bueno, lo de los tomates no me acuerdo pero la mermelada de mora... mmmmmmmh!
ResponderEliminarAlbiiiiiita
gemma, cuando las hagas, me cuentas... ah! el café es líquido, no en polvo. Es decir, una vez pasado por la cafetera... es que alguien me lo preguntó, y por si acaso...
ResponderEliminarAlbita, a ver si algún día volvemos a recoger moras y hacemos otra vez la mermelada esa... eh?
Besis!!!!
Ahora que vamos superando los problemas técnicos y físicos, nos has sorprendido con estas exquisitas mermeladas, de las que tomamos nota para hacerlas algún día... Ya te contaremos.
ResponderEliminarGracias por tu visita a nuestro blo y esperamos poner pronto los enlaces y otras cosas.
Saludos,
Ana y Víctor.
Ana y Víctor, que alegría veros por aquí. He inaugurado una nueva etiqueta "sin gluten". Si veis alguna cosa que pongo en ella y que no es "sin gluten", decídmelo, por favor...
ResponderEliminar¡Gracias por vuestros comentarios!
Besis!