jueves, 30 de abril de 2015

To go

Hace mucho tiempo, la marmota cruzó el charco y visitó la costa este de Estados Unidos. Íbamos con unos amigos y lo que más les sorprendía a ellos eran cosas a las que nosotros ya nos habíamos acostumbrado al vivir en Austria. Sí, parece mentira y seguramente me ganaré las malas miradas de muchos austríacos y alemanes, pero encontré muchas semejanzas entre la cultura americana y la centroeuropea.

un asco

Años más tarde, una de mis personas favoritas del mundo mundial también fue de visita allí y me trajo este souvenir. Es un libro de historia de Nueva York a través de las costumbres culinarias de los inmigrantes. Una de las cosas que explican es como muchas de las comidas que tomamos por típicamente americanas fueron importadas por inmigrantes alemanes y gustaron tanto, que se asentaron y se quedaron allí: los hot dogs, las hamburguesas, los delis, los puestos de comida callejera… todo son costumbres de ida y vuelta (como diría Ibán) y encajan con esa sensación que me dejó mi primera visita.

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Ahora está muy de moda lo de comer en la calle, pero recuerdo hace unos años, la sorpresa con la que mi familia observaba como las señoras salzburguesas, emperifolladas para entrar en la ópera o el teatro, se comían una salchicha en plena calle antes de entrar al espectáculo, o como lo más importante de los famosos mercadillos de Navidad es la cantidad de comida y bebida que se consume en plena calle… ¡¡¡en diciembre!!! (inclusive sopas, patatas asadas, guisos y postres).

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La verdad es que comer en la calle, al aire libre, tiene algo de especial. Quizás el hecho de que sea (normalmente) algo informal hace que una centre más la atención en la comida en sí, quizás es que el aire fresco llama al apetito, o que en el exterior se puede disfrutar mejor del entorno y del paisaje… no sé lo que es, pero a mí me encanta y cuando llega esta época del año aprovecho la más mínima oportunidad para salir a comer fuera, aunque sea simplemente abriendo la ventana de par en par.

I'll always have picnic for lunch

Este mayo os quiero invitar a que salgáis conmigo al exterior: al balcón, al parque, al banco de la esquina, a las escaleras de la biblioteca pública o simplemente en el alféizar de la ventana con vuestros bocadillos, tuppers o tarros y dejar que el sol y el vientecillo nos alegren las comidas en solitario de Una porción y media de este mes.

2015-05 Mayo al aire libre-2

Para participar, sólo hace falta que hagáis una foto de vuestras comidas en solitario (no valen desayunos, ni cenas) y las subáis al grupo de Flickr o a Instagram con el tag #unaporcionymedia #mayoalairelibre. ¡Que se note que ahora sí que ya es primavera!

¡Salud!

4 comentarios:

  1. A mí me encanta comer en la calle, en el balcón, en la playa... Me chifla lo de comer fuera y me gustan mucho los platos perfectos to go, como las tartas, los bocadillos o las empanadas. Debe de ser porque algunos de mis mejores recuerdos en Uruguay están entrelazados irremediablemente con un asado en el patio de la casa de alguien o con un choripán en plena calle chorreando chimichurri y un refresco en la mano bebido con esas cañitas de mala calidad que se doblaban cuando uno aspiraba con demasiada fuerza. Ay, que me pongo ñoña. Besitos!

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    1. Seguro que esos recuerdos tienen que ver… yo recuerdo con mucho cariño las noches de verano en la casita de mis abuelos en el Vendrell, cuando nos daban un bocadillo de salchichas, un melocotón y esa era nuestra cena, en plena naturaleza mediterránea (con mosquitos incluidos, jejejeje) ¡Gracias por compartir esos bonitos momentos! :-*

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  2. Ya siento ese airecillo fresco aunque fuera llueva a cántaros :) Me ha requeteencantado este post y me apunto a compartir mi comida al aire con toda esta comunidad tan chula. Muas!

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  3. Cuánta razón tienes. Tengo mi balcón infrautilizado. Creo que me has dado una buena excusa para barnizar sillas y mesas y salir más a menudo a comer en ellas.

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