domingo, 16 de octubre de 2016

Empezar por el postre

Una de esas millones de frases con las que me cruzo diariamente, sobre todo en forma de camiseta en el autobús, dice "La vida es demasiado corta, empieza por el postre".

En esta época de tiempo limitado he caído en la tentación de hacer las cosas urgentes primero, esas que parecen obligaciones, pero así nunca llegaba al postre y me sentía muy desgraciada, llena de resentimiento. Ahora priorizo el postre, lo que me gusta, lo que me hace sentir bien. Si el mamotillo se duerme media hora, me preparo un café, si me dan tregua un ratito, escribo un post o hago una foto, y si no me duermo a las ocho, preparo galletas o tartas. Está claro que así nunca tendré tiempo de limpiar las ventanas, pero mi familia también prefiere tenerme contenta que tener los cristales transparentes.

¿Suena egoísta? Puede ser, pero la paradoja de todo esto es que si te sacrificas en el altar de la maternidad o cualquier otro, lo único que consigues es ser infeliz y hacer infelices a los demás. Así que voy a hacer un sólo sacrificio: no sacrificarme. Perderé el concurso a la madre del año pero a cambio voy a comer pastel.

Éste lo preparé una vez tal como dice la receta original y me gustó mucho la combinación dulce con el ácido de las frutas, así como la textura del bizcocho, que gracias al juguito de las frambuesas se queda a medio camino de una tarta de queso. He hecho varias versiones, ente ellas la de la foto, con cerezas deshuesadas. Ahora que estamos en otoño, lo he preparado con ciruelas y a pesar de que algunos marmotillos prefieren desciruelarlo, siempre me quedan ganas de repetir. Incluso estoy pensando en que va a destronar al bizcocho de las ocasiones especiales.

Bizcocho de ricotta y ciruelas (adaptado de Orangette)

cake

Ingredientes

200 gr. de harina
200 gr. de azúcar
2 cucharas de postre de polvos de hornear
una pizca de sal
4 huevos
250 gr. de ricotta
una cuchara de postre de extracto de vainilla
100 gr de mantequilla
200 gr. de ciruelas (o cerezas, frambuesas...) deshuesadas y troceadas

Calentar el horno a 180 grados centígrados. Derretir la mantequilla (¡de nada!). Mezclar la harina, azúcar, polvos de hornear y sal en un bol. Batir los huevos, la ricotta y la vainilla en otro cuenco. Mezclar el contenido de los dos boles y añadir la mantequilla fundida y la fruta. Hornear de 50 a 60 minutos.

Desmoldar e intentar dejar enfriar antes de comerlo... aunque tibio está delicioso y acompañado de helado de vainilla aún más.

¡Salud!

6 comentarios:

  1. Qué bueno! Y si hay que priorizar, primero ser feliz y hacer felices a los de alrededor, después los cristales.

    Besos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Lo curioso es que se toman como obligaciones ciertas cosas, y cuando te paras a cuestionarlo te das cuenta de que sólo tú piensas que es necesario hacerlo, a los demás les da bastante igual.

      Eliminar
  2. Algunos marmotillos no saben lo que se pierden al desciruelarlo.
    ¿Has pensado en ponerle chorizo?
    Mercè

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Jajaja, la próxima va con chorizo! Hay gente que se disculpa por tener la casa hecha un desastre, yo hasta escribo un post 😂😂

      Eliminar
  3. Marona! eres de las que se toman primero lo mejor del plato o de las que lo dejan para el final? :)

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Solía ser de las que se dejan lo bueno para el final, pero con la edad esas costumbres se van invirtiendo ;-)

      Eliminar