El grito de guerra de las pescateras... ¡cuánto lo hecho de menos!
Aquí en Austria no se come demasiado pescado, la verdad. La excusa que ponen es que está muy lejos del mar, pero, digo yo, Madrid está igual de lejos del mar que Salzburg y se come merluza fresca, ¿no?
El caso es que hay pocas pescaderías y solo hay una que merezca mi total confianza.
Mi primera semana en Salzburg salí a explorar todo lo que había a mi alrededor, entre otras cosas, las tiendas y otros subministros esenciales para mi. Descubrí una pescadería pequeña, en una especie de mercado. Entré tan contenta y vi que tenían atún fresco. Pedí dos rodajitas que me costaron una fortuna (es un recuerdo demasiado doloroso para hacerlo consciente, así que no me acuerdo cuánto me costó exactamente). Cuando llegué a casa me dispuse a prepararlas a la plancha con su majadito de ajo y perejil pero fueron directamente a la basura porque cantaban la Traviata, y no es que no me guste la ópera, pero sinceramente creo que hay cosas que se deben reservar para el Liceo.
Después de aquella experiencia traumática tardé bastante en volver a cocinar pescado de mar. Me aficioné a una parada del mercado de los jueves que sirven pescado de agua dulce.
Hasta que un día, en el mercado también, descubrí una parada que decía "Especialidades Mediterráneas" (bueno, en realidad es "Mittelmeer Spezialitäten") y allá que fui. Me llené de valor y compré una doradita (pensé, si es de piscifactoria no puede ser tan chungo), cuando llegué a casa, la olí mil veces hasta que me cercioré de que olia solo a pescado y la metí en el horno.
Cuando el Tonisito llegó a casa, me dijo, con lágrimas en los ojos: "Pero... si huele a marisco" ¡Fué como una revelación!. Nos la comimos tan a gusto, como si fuera el manjar de los manjares.
Desde entonces siempre compro en esa parada. El amo ya me conoce y intercambiamos conocimientos varios sobre fauna marítima y idiomas. Siempre se sonríe cuando le pido que me ponga el pulpo entero, o como el otro día, una sepia de kilo preciosa, con la que guisé este plato tan catalán.
Sepia con albóndigas
Ingredientes:
250 gr. de sofrito de tomate y cebolla
500 gr. de carne picada mixta (cerdo y ternera)
una tacita de café de leche
un huevo
un puñado de pan rallado
un poco de harina
una sepia grande
fondo de pescado (un par de vasos)
un puñado de almendras y avellanas tostadas
un diente de ajo
un chorrito de fino
Preparación:
Se pone en una cazuela la sepia limpia y cortada a daditos con el sofrito y un poco del fondo de pescado. Se va calentando poco a poco hasta que hierve, entonces se deja cocer hasta que la sepia está tierna (yo la dejé casi una hora) a fuego lento. Mientras, se preparan las albóndigas mezclando la carne, la leche, el pan rallado, el huevo, la sal y la pimienta, y haciendo bolitas que se enharinan.
Cuando la sepia está tierna, se le añaden las albóndigas y más fondo de pescado. Se deja hacer "chup-chup" un ratito y se le añade un majado de las almendras y avellanas, el ajo y el vino. Se deja unos minutos más, se rectifica de sal y pimienta y listo para comer!
Para servir, se pueden hacer unos flanecitos de arroz. Aunque recomiendo que se tenga pan a mano para rebañar la cazuela, porque la salsa está de vicio!
¡Salud!
Esta ya te las vi ése "nuestro cafetito"...yo voy a ver si consigo hacer algunas pero todo sepia o todo calamares...sin nada de carne...a ver la que armo...
ResponderEliminarGracias por tu comentario! Cuando la hagas, ya me explicarás cómo te queda!
ResponderEliminarSaludos!