Es curioso lo de las frutas y verduras de cada país. Cada lugar tiene sus cultivos autóctonos y cosas que para mí son completamente vulgares, aquí son una maravilla de la naturaleza y viceversa. Por ejemplo, para los austríacos los garbanzos son una comida exótica, mientras que yo alucino con el ruibarbo o con la infinidad de raíces y bayas variadas que se pueden encontrar.
Los habitantes de estas tierras son muy amantes de las bayas y cuando es temporada, el mercado rebosa con frambuesas, grosellas de todos los colores, arándanos y demás. Muchas de ellas jamás las había visto o comido, pero poco a poco voy haciendo desaparecer mi ignorancia en este campo.
Este verano que empieza, me he atrevido a comprar y saborear las “Stachelbeeren” (gooseberries en inglés o grosella espinosa en español). Siempre que las veía, pensaba que debían ser muy ácidas, no sé porqué... quizá porque su color verde pálido hace pensar en manzanas ácidas o frutas no muy maduras. Es del tamaño de una uva, la pulpa tiene un sabor dulce muy rico y una textura que recuerda a una ciruela.
Buscando información sobre las bayitas en cuestión, encontré que los ingleses también gustan de comer estas frutillas cuando es temporada y encontré una receta de un postre muy rico, que en las islas se llama “fruit fool” y que por aquí lo llaman “Fru Fru” (también es una marca comercial). Consiste en yogurt o leche agria mezclada con un puré de frutas de temporada. He aquí mi versión de este postre, inspirada por una receta de la nutricionista Jane Clarke, un poco más calórica que la original pero (creo) más sabrosa... jejeje.
Fru Fru de grosellas espinosas (en plan Juan Palomo)
Ingredientes:
125 gr de grosellas espinosas (si no se encuentran, se puede usar cualquier otra baya)
cuatro cucharadas soperas colmadas de nata agria (o yogurt griego, por si la operación bikini)
una cucharadita de azúcar
un chorrito de jarabe de flores de saúco (o el líquido de cocción de las bayas, miel, melaza, jarabe de arce...)
Preparación:
Se quitan los rabitos de las grosellas y se lavan. En un cazo con un chorrín de agua y el azúcar, se cuecen las frutas durante 3 o 4 minutos. Se apaga el fuego y se deja, tapado, unos 10 minutos más para que se acaben de ablandar. Se dejan enfriar completamente. Mientras, se mezcla la nata con el jarabe de flores de saúco.
Se pone la nata en un recipiente transparente y se mezclan suavemente las bayas previamente escurridas del líquido de cocción y machacadas con un tenedor (el líquido se puede guardar para hacer un refresco, mezclándolo con agua con gas fría)
Lo bonito es que no quede mezclado del todo, que tenga un toque “marmolado”. Como decían en el anuncio, “Mi Fru Fru no se puede mezclar”.
Se puede servir con galleticas de jengibre crujientes para mojarlas o con frutos secos picados por encima.
Las frutas cocidas se pueden congelar muy facilmente en pequeñas cantidades y se conservan durante meses. Por si alguien tiene ataques de nostalgia veraniega.
Antes, mis veranos tenían sabor a sandía y melón, ahora tienen sabor a bayas y flores de saúco. ¡Hay que ver lo que son las cosas!
¡Salud!
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