Las comparaciones son odiosas

Nada más aterrizar nos dirigimos hacia el norte. Nos acompañaron los mejores hits españoles de ahora y de siempre ;) de la mano de Cadena Dial y nos rompió el corazón el espanto en los ojos de un zorrillo que tenía ganas de jugarse la vida, el pobre.

Amanecimos en los Pirineos y yo cometí un error muy gordo: compararlos con los Alpes. Realmente, las comparaciones son odiosas. Las montañas pirenaicas no tienen los colores brillantes de las alpinas. Eso puede dar la sensación de que no son tan bellas, pero no es así en absoluto. La belleza de nuestra tierra descansa en lo agreste del paisaje, donde cada gota de agua es un tesoro y cada signo de vida es un pequeño milagro que crece a pesar de incendios y sequías.



Comparar tiene el peligro de que acabemos considerando bonito y natural sólo lo verde y frondoso, y despreciar así las encinas achaparradas y los pinos retorcidos rodeados de maleza puede hacer que nos descubramos un día plantando césped y regando campos de golf con nuestras pobres reservas para “estar en contacto con la naturaleza”.



Nuestro paisaje es hermoso como es, he descubierto que me gusta así. Igual que me gustan las gentes de las montañas, sencillas y hospitalarias a más no poder, y los deliciosos productos que allí se pueden encontrar.

Ensalada Ribagorzana (inspirada en las recetas de Lali y de Chocolates Brescó)



Ingredientes (para uno con buen apetito):
un puñado de hojas de ensalada variadas
un puñado de nueces
una cebolleta picada muy fina
medio hinojo picado muy fino
una manzana ácida a dados
un buen trozo de queso de cabra de Benabarre a dados
un chorro de aliño de chocolate (de Chocolates Brescó)

Se mezclan todos los ingredientes en un bol y se adereza al gusto con el aliño.

Ideal para acompañar carnes asadas, longanizas, embutidos y otras delicias montañesas.
Naturalmente, se pueden cambiar las hojas de ensalada por endivias o escarola, las manzanas por peras o uvas, las nueces por piñones o avellanas y la cebolleta por cebolla roja. Pero esta es la combinación que a mi más me gusta. El aliño y el queso se tienen que ir a buscar a la Ribagorza pero os aseguro que vale la pena la excursión.

¡Salud!