Me han regalado el libro de Ibán Yarza, el gurú del pan casero. Una gozada de libro lleno de trucos, técnicas y recetas de pan para hacer en casa, con medios domésticos, sin florituras, con fotos preciosas y muy, muy didáctico. Como siempre, Ibán me inspira, me hace reflexionar y me vuelve a centrar en lo que quiero priorizar. Recuerdo una vez, cuando era una bloguera inexperta, escribió que si no se tiene tiempo, lo mejor es hacer un pan de masa madre, que fermente en frío y así el levado lento te deja margen para hacer otras cosas.
Las buenas enseñanzas se pueden aplicar a casi todo, así que ésta la estoy aplicando mucho últimamente, que tengo que priorizar ciertas tareas y dejo en segundo lugar otras que antes eran principales (lo que se llama habitualmente no tener tiempo). Por ejemplo, la fotografía. Ahora casi nunca hago fotos digitales, la mayoría son analógicas y tengo que esperar a completar el carrete y que me lo devuelvan revelado del laboratorio. Ese espacio de tiempo lo empleo en pensar los posts que acompañarán las fotos o a organizarlas mentalmente por proyectos o álbumes.
También uso el mismo principio en la cocina. No paro de meter de todo en el horno y así mientras se cocina no necesito estar pendiente, puedo dedicarme a otras tareas prioritarias como la construcción de altísimas torres, la lectura de "El pececito blanco" o a las persecuciones a gatas por el pasillo.
Volver a lo lento me ha dado mucho tiempo.
Tomates al horno
un kilo de tomates troceados
un par de cebollas cortadas a láminas finas
tres o cuatro dientes de ajo pelados
un toque de orégano
un buen chorro de aceite de oliva
sal y pimienta al gusto
Se pone todo en una bandeja de horno, se mezcla bien, se mete en el horno a 200ºC y al cabo de media hora ya suele estar listo (dependerá de lo maduros y lo grandes que sean los tomates).
Nosotros los tomamos así tal cual acompañando couscous y garbanzos, o lo trituro todo y obtengo una salsa para acompañar hamburguesas, pasta o hacer un arroz a la cubana. Si se prefiere, también se puede usar de base para una sopa de tomate, simplemente se le añade caldo al gusto, se deja cocer unos minutos y se sirve con pan tostado.
Ahora que ya se ha acabado la temporada de tomates, hago lo mismo con calabaza, patatas, boniatos... en vez de orégano le añado tomillo o curry y así parece que cada día tengamos algo distinto para cenar ;-)
¡Salud!
El libro de Ibán Yarza es una pasada. Lo estoy leyendo y releyendo. Es un tesoro.
ResponderEliminarBesos.
Jo, que reflexión tan interesante! nunca se me habia ocurrido que la falta de tiempo pudiese dar tanto tiempo.. la slow life mola un montón :)
ResponderEliminarPues si el libro te gusta...IBAN en directo es la bomba!!! Precisamente fui a un taller suyo el miércoles pasado, si te apetece ver fotos y leer la crónica pásate por mi blog.
ResponderEliminarBuena idea con los tomates, a mi me gustan así solos! salidos del horno...arrugaditos con un poco de pan..... una maravilla!!!!!
Aquí otra fan de meter cosas al horno y dejarlas ahí tranquilas hasta dentro de un rato. Ideal para calentar la casa en invierno...
ResponderEliminarA esos tomatillos les pongo yo unas sardinas y eneldo y ya son lo más de lo más ;)
Un beso guapa, da gusto leerte.
Que ganas le tengo al libro de Iban Yarza... Y a unos tomates como esos tampoco le hacia ascos!
ResponderEliminarYo no lo tengo pero espero tenerlo pronto…me encanta la receta…sencilla pero deliciosa y la idea de acompañarlo con garbanzos o couscous…genial!! molts petons
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