16/2/2014
Esta semana he vuelto a hacer pan, es el pan de febrero.
A diferencia del de enero, estos tienen una súper corteza con una greña importante y la miga ha quedado más esponjosa. Eso sí, se les ha quemado el culete (el próximo lo coceré un poco más arriba, si tiene suficiente humedad y la resistencia superior está apagada irá bien). Pero empecemos por el principio.
Son de masa madre natural, sin levadura. Al refrescar la masa madre me salió cantidad para hacer dos panes y me dio pena tirarla, así que hice dos: uno con harina blanca normal y corriente (la "universal", la harina de batalla para todo) y otro con una integral de un trigo antiguo y raro (Einkorn). Así me han salido uno moreno y uno rubio.
Cosas que hice esta vez que no hice la anterior y que creo que han ayudado a mejorar mucho la textura: fermenté en la nevera una noche, otra noche una vez formados los panes y usé las piedras volcánicas en el horno para crear una saunita (nota: nunca ir a pedir cosas raras como Lavasteine a la floristería más pequeña y abigarrada del barrio con un niño de poco más de un año a la espalda el día de San Valentín, ¡argh!).
El rubio es ligerito, esponjoso, con una miga irregular y abierta, mientras que el moreno es ácido con una miga regular y compacta.
Un gusto tomarlos con buenos acompañamientos y buena compañía.
9/2/2014
Repite conmigo: nunca más volveré a hacer pan con prisas y si quiero quemar la casa, hay métodos más rápidos y eficaces que dejar quemar el papel de horno. Si quiero que la temperatura del horno se mantenga, no es buena idea abrir, cerrar y apagar el horno. Si quiero que las piedras saquen vapor, no debo echarles agua fría cuando están frías, porque la temperatura del horno no subirá, ni se mantendrá, ¡¡¡bajará!!!
De estos no hay foto, pero aunque todo indicaba una catástrofe, fueron comestibles. Uno de manzana y nueces y otro (el que más éxito tuvo) plano y con la superficie pintada de aceite de oliva. La harina, una de trigo blanca mezclada de fábrica con harina de brotes.
Tengo que repetirlos con tiempo, sin hacer mil cosas a la vez y atenta, que ambos prometen. Tengo ganas, muchas ganas de hacer un pan tipo pizza, a ver qué puedo hacer en abril.
Hoy también me ha tocado hornear. Uno de centeno cien por cien con masa madre y sin levadura que por primera vez me ha salido superesponjoso. Antes me salían comestibles, incluso buenos, pero esta vez ha sido espectacular. Creo que ha sido porque no he tenido miedo a echarle más y más agua (lo he hecho en molde) aunque mi mente me decía que no, que al final iba a recogerlo con una cuchara.
ResponderEliminarY he hecho otro de masa madre sin levadura integral de trigo, con harina normalucha de supermercado pero integral. Me ha quedado muy bueno, pero muy plano.
Envidia de ese greñado y de esas fotos que haces.
BEsos.
A mi me pasa al revés, mi mente me dice lo que he leído y luego yo hago otra cosa y no sé por qué, a veces me da la impresión de que no proceso la información… Este fin de semana quiero hacer pizza, a ver qué pasa… :-) ¡gracias por pasar! ¡muacks!
EliminarMe parece una maravilla esos panes que hacéis, incluso los que peor quedan. Yo también hago mi pan, pero no salgo de la panificadora. Y nunca he usado masa madre. ¡Me pasaría eso que dices tú, por dedicarme a varias cosas a la vez!
ResponderEliminarTengo clarísimo que tanto el hacer pan como la repostería requieren concentración, estar a ello. Me gusta mucho esa idea, que nos haga parar un poco en este mundo tan acelerado, pero por ahora con dedicar mi tiempo a coser a mano tengo suficiente.
Últimamente me están pasando cosas que me están diciendo "para y concéntrate", pero mira que somos tozudos y nos queremos siempre escabullir del aquí y ahora. ¡Besos y gracias por pasar! :-)
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