Quan ve el temps de collir castanyes... *

Uno de los mejores recuerdos de mi adolescencia es el de las excursiones al Montseny. Íbamos con mis padres y unos amigos por esta época. Recuerdo levantarnos al amanecer cuando todo estaba cubierto de escarcha y el frío se te calaba en los huesos.

Naturalmente, como buena adolescente, yo refunfuñaba y ponía cara de oler a estiércol la mayoría de la excursión, pero en realidad eran estupendas. Caminar por el suelo húmedo y blando de un bosque de castaños en otoño, disfrutar con los colores, olores y los frutos que recolectábamos (setas, castañas...) son de esas cosas que, cuando tienes 15 años, antes muerta que admitir que te parece una gozada, pero 15 años después recuerdas con inmenso cariño.



Viviendo en Salzburgo no hace falta desplazarse 50km para disfrutar de los castaños porque hay muchos por toda la ciudad. Sin ir más lejos, justo detrás de mi apartamento hay un patio interior en el que algunos de estos árboles lanzan con fuerza sus frutos. Se oyen durante todo el día y la noche como chocan contra el suelo o el cobre de los tejados.

Las castañas me encantan (siempre que no me reboten en la cabeza, claro) y es por eso que os presento este falso pastel de carne hecho con ellas, a petición de mi colega Boomings que las prefiere a las calabazas.

Falso pastel de carne



Ingredientes:
una cucharada de aceite de oliva
una cebolla grande
3 dientes de ajo
un puerro grande
dos zanahorias
una chirivía
200 gr. de castañas cocidas
100 gr. de piñones
tres cucharadas de perejil picado
dos cucharadas de tomillo fresco picado
100 gr. de queso de cabra
dos huevos

Picar todas las verduritas y pocharlas en el aceite de oliva (si se quedan muy secas, añadir un poco de agua). Después mezclarlas con los frutos secos picados, los huevos y las hierbas aromáticas. Poner la mezcla en un molde engrasado (de esos de plum cake), poner el queso por encima y cocer en el horno a 180ºC una media hora, o hasta que se vea doradito.

Tiene una textura casi cárnica. Si no fuera por el sabor dulce de las castañas, casi podría colar como un pastel de carne picada. Para acompañar, yo puse una simple ensalada (en la foto, con granada), pero creo que le podría ir divina una salsa de tomate caserita. Se puede comer tanto en frío como en caliente, y se mantiene muy bien en la nevera para cuando te entra un ataque de hambre y necesitas un bocata urgente.

¡Salud!

*Canción infantil catalana