martes, 22 de noviembre de 2016

La luz

El último trimestre del año se celebra la luz. Todas las fiestas que se celebran en Europa desde octubre hasta enero tienen la misma esencia: conservar la luz, que no se vaya, que no nos deje del todo. Ya sea encender velas dentro de calabazas o iluminar un aveto con miles de bombillitas, así nos resistimos a las tinieblas en el hemisferio norte.

Desde hace cuatro años, nosotros el once de noviembre nos paseamos por la ciudad con un farolillo. Este es el segundo que también lo hacemos con nuestra otra familia. Esa que nos ha acogido tan bien y con la que tenemos mucho en común, por ejemplo, que no haya reunión o fiesta en la que no se celebren también los platos de la temporada, los frutos que nos da la tierra en ese momento. Debe de ser que compartimos lo que es importante en la vida.

Laterne, Laterne

En esta ocasión había panellets, Strudel de semillas de amapola, castañas asadas, Lebkuchen, un espectacular Gugelhupf de chocolate... y el primer Punsch de la temporada. Son celebraciones sencillas, se trata de reunirse, charlar, cantar un poquito, comer mucho y que se esponje el corazón de agradecimiento por tener tantas cosas buenas cerca.

Deseando que llegue ya la de Navidad.

¡Salud!

4 comentarios:

  1. Mmm... Mi hijo estuvo el período de infantil en una escuela Waldorf donde celebran la fiesta del farol. Es uno de los recuerdos más entrañables y bonitos de toda esa etapa... Tanto tanto... que hay familias que lo seguimos haciendo a pesar de haber pasado a otra escuela... Aunque por aquí, el sol sigue siendo nuestro compañero todo el año... ;)

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    1. Creo que es una de las maneras más bonitas de celebrar el otoño. ¡Me encantan las tradiciones que celebran la luz!

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