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domingo, 25 de abril de 2010

Clase de repaso

Para los nuevos amigos de la marmota todo esto va a ser nuevo y para los que ya llevan tiempo siguiendo sus aventuras, pues nunca está de más un repaso, ¿no?

A ver, ¿qué pasa cuando llega la primavera a Salzburgo?
¡Claaaaro! Que llega el Bärlauch.

¿Y qué es el Bärlauch?
¡Muy bien! Es lo que en español se llama "ajo de oso", una plantita de la familia de los alliums que crece silvestre por estas tierras.

¿Es comestible?
¡Efectivamente! Se come y está muy rico, tiene un sabor suave a ajo. Eso sí, uno se ha de cuidar bien de no confundirlo con otras hierbas que pueden ser venenosas.

¿Y qué se puede cocinar con eso?
¡Bravo! Sopas, arroz, salsas y, por supuesto, un pesto riquísimo que va a ir directo al HEMC 43, el de las nueces :)

Pesto de Bärlauch

pesto

Ingredientes:

un buen puñado de Bärlauch (en su defecto, se puede substituir por cualquier hoja verde comestible y un diente de ajo, yo lo he probado de rúcula y de albahaca, del resto no respondo)
un buen puñado de nueces (también pueden servir piñones, pipas de calabaza, avellanas...)
un chorro de aceite de oliva
un chorrito de zumo de limón y de vinagre balsámico
un poco de parmesano rallado
sal al gusto

Se ponen todos los ingredientes en la picadora y se le da unos toques hasta que quede todo bien picado y con la textura deseada (también se puede usar el método tradicional y darle al mortero un ratito). Siempre se le puede añadir aceite, zumo de limón o parmesano al gusto.

Yo no sólo lo uso para pasta. Aquí lo puse en un bocadillo con salmón y berros, también está rico con judías verdes y patatas, para aliñar ensaladas o como acompañamiento para carnes y pescados.

Y ya sabéis, todo esto es materia del examen final ;)

¡Salud!

jueves, 30 de abril de 2009

Observando a los vecinos

No sé si son las buenas compañías o que cada vez me parezco más a mi padre, pero cada vez me gusta más observar a mis vecinos voladores (¡qué indiscreción por mi parte!)

¿carbonero?

Mientras me aseguro de que éste es un carbonero me dedico a mis platos de recolección primaveral, directos del campo a la tripa ;).

Pasta y judías verdes con pesto austríaco

pesto austriaco

Ingredientes (para dos)
unas cuantas patatas nuevas
un puñado de judías verdes (éstas son congeladas)
un puñado de macarrones o pasta corta
parmesano para servir

para el pesto...
un buen puñado de Bärlauch
un puñadito de semillas de calabaza
un buen chorro de aceite de oliva
un chorrito de aceite de pipas de calabaza
un poco de zumo de limón
sal al gusto

Se cortan a dados las patatas peladas y se ponen a cocer en abundante agua salada. Al cabo de unos 5-10 minutos, se añade a la olla las judías verdes (limpias y troceadas) y la pasta. Se deja cocer unos 10 minutos más.
Mientras, se prepara el pesto triturando todos los ingredientes del pesto juntos.
Cuando la pasta, las judías y las patatas estén cocidas, se escurre, se sirve con el pesto y muuucho parmesano rallado.

¡Salud!

martes, 25 de marzo de 2008

Bueno, bonito y barato

¿Compraríais un producto de no muy buena calidad y caro? ¡Naturalmente que no!, vaya estupidez que acabo de preguntar. Ese es el motivo por el cual no compro jamón español aquí. El jamón español que veo en los supermercados es carísimo y además no tiene muy buena pinta. Es verdad que a veces incluso he llegado a encontrar jamón ibérico pero da una penita, el pobre, que prefiero disfrutar de un buen jamón local antes de gastarme una fortuna en algo de una calidad dudosa.

El Schinkenspeck es un jamón muy rico, puede ser ahumado o sólo curado, más magro o más graso (casi bacon, entonces es Speck a secas), se usa en la cocina austríaca para infinidad de cosas y se come como Jause (snack) en muchísimas ocasiones.



¿Que no es lo mismo? Es verdad. El Schinkenspeck no se puede comparar con el jamón ibérico porque son dos productos diferentes y hay que aprender a apreciarlos sin comparaciones, por lo que cada uno es. Es como pretender comparar manzanas y naranjas, no se puede, son dos cosas distintas pero las dos son igual de ricas... ¿no?

¿Por qué todo este rollo? Pues porque Marian ha escogido como tema del mes en el HEMC 20 el jamón ibérico. Yo lo he sustituido por jamón teutón para hacer esta rica receta con la que mi madre me enseñó a tener gusto por lo verde.

Judías verdes con tomate y jamón



Ingredientes (para uno con buen apetito)

300 gr. de judías verdes congeladas (las frescas aún no se pueden comer)
una taza de tomate triturado
aceite
sal y pimienta al gusto
tres lonchas de jamón cortadas a trozos pequeños (en mi caso, es un Schinkenspeck curado biológico riquísimo)

Se ponen a hervir las judías en agua salada hasta que estén al dente. Mientras, se fríe el tomate triturado (si apetece, se puede añadir cebolla o ajo a la salsa). Cuando las judías están listas, se echan en el tomate y se dejan unos minutos que cojan sabor. Se añade el jamón, se deja que se caliente, se añade sal y pimienta al gusto y se sirve inmediatamente.

Una receta rápida y sabrosa con la que me inicié en el mundo de comer verduras. ¡Hay que ver lo "asquerosita" que era de pequeña! este plato era de los pocos que me gustaban.

¡Salud!

martes, 12 de febrero de 2008

Raíces

En estos países fríos las verduras que intentan sacar la naricilla de la tierra de octubre a marzo tienen que vérselas con hielo y temperaturas no muy agradables. Así que tiene su lógica que sólo con asomarse un poquitín, vuelvan y crezcan hacia el centro de la Tierra, pobres.

Por eso creo que en Austria hay un surtido maravilloso de raíces sabrosísimas para escoger y disfrutar en estos meses, cuando el resto de verduras tienen sabor de cámara frigorífica o de largos viajes en camión.

Las que os quiero presentar hoy son el Sellerie (apionabo) y la Petersilienwurzel (raíz de perejil).



El primero es una tipología de apio del que se come la raíz. Tiene un aroma a apio increíble y la textura de un nabo (supongo que de ahí el nombre). El pobre no es muy agraciado, pero os aseguro que está muy bueno. Lo uso como si fuera una patata: en puré, en crema con unos dados de pan tostaditos, como patatas fritas para acompañar carnes... Crudo en ensalada aún no lo he probado, pero ya tengo pensada la vinagreta de limón que le puede ir de perlas.

La segunda tiene la pinta de una chirivía y el sabor es muy parecido. Es fantástica en sopas o asada sin más. Se suele usar para hacer caldo con puerro, zanahoria y Sellerie.

Combinando estas raíces preparé un plato de pasta muy bueno, bonito y barato.

Pasta con raíces y queso azul



Ingredientes: (para dos zampabollos)
un poco de aceite de oliva
medio apionabo (se puede usar apio normal)
una zanahoria grande
un par de raíces de perejil (se pueden usar chirivías)
un puerro
un vaso de vino blanco
100 gr de queso azul cremoso (yo usé Edelkron)
un chorrito de leche
sal y pimienta al gusto
pasta al gusto (yo usé pasta corta de diferentes formas y colores)
parmesano rallado para servir

Se pochan en el aceite todas las verduritas cortadas en trozos pequeños. Cuando ya están tiernas, se añade el vino, se deja evaporar y se añade la leche y el queso.
Se mezcla con la pasta cocida al dente y se sirve inmediatamente con parmesano espolvoreado por encima.

Simple, pero fantástica combinación. ¡Auténtico sabor de invierno! ¡Las escalibadas pueden esperar!

¡Salud!

martes, 20 de noviembre de 2007

A tu vera

Una de las visitas más esperadas de mi viaje a España era al Mediterráneo. Tener el campamento base por unos días en Tarragona nos ayudó a disfrutar de todo lo referente al mar.
En la milenaria Tarraco admiramos al anochecer la Ciudad Antigua, escuchamos a los viejos espíritus que habitan el Pla de la Seu, nos relajamos tomando infusiones exóticas, y visitamos el barrio de pescadores para disfrutar de banquetes de marisco, pescado y romesco.



Un día nos levantamos pronto y fuimos de excursión a mi querida Altafulla, uno de mis pueblos de costa favoritos. En otoño es cuando se está mejor. Es cuando el pueblo empieza a hibernar y espera silencioso y apagado a que el verano lo reviva. Pero los rayos del Sol no lo dejan dormir del todo y la luz juguetona se cuela por todos sus rincones dando una vida especial a piedras y a olas, revolviendo cada uno de los recuerdos que guardo en sus calles y plazas.



En fin, todo encaminado a que yo volviera con sueños de jubilarme en una de esas casitas blancas a la verita del Mediterráneo, donde desayunarse a base de porrón y sardinas en una tibia mañana de octubre.



Ya sé que aquí está nevando y que el mar ni se intuye, pero de vez en cuando hay almejas en el mercado para que, bajo los efectos de su aroma, cierre los ojos y oiga las olas acariciando la arena.

Almejas con Käferbohnen



Ingredientes (para dos):

dos tazas de Käferbohnen secas (o cualquier otra judía que tengais a mano)
un tomate
una patata pelada
un puñado de Bohnenkraut (o tomillo)
un chorrito de vinagre balsámico
sal y pimienta
una cabeza de ajos entera
medio kilo de almejas
aceite de oliva
un diente de ajo en láminas
un chorro de vino blanco
una guindilla

Se remojan las judías unas 24h en agua fría.
Al día siguiente, se ponen a cocer las Käferbohnen con la patata, el tomate, la Bohnenkraut y la cabeza de ajos. Se deja cocer a fuego suave hasta que estén las judías tiernas (un par de horas en olla normal).
Cuando estén listas las judías, se machaca el tomate pelado (o lo que quede de él) con la patata y la pulpa del ajo en un bol. Se le añade a este majado un poco del agua de cocer las judías, aceite, vinagre, pimienta y sal. Se remueve hasta que quede una salsa ligera pero untuosa. Se añade al bol las judías escurridas y se reserva.
En una cazuela se fríen el diente de ajo y la guindilla con el aceite de oliva, se añaden las almejas y el vino blanco y se tapa hasta que las almejas se hayan abierto.
Se sirve en los platos una base de judías con las almejas por encima, todo aliñado con jugo de cocer las almejas y un poco más de aceite.

Preparad kilos de pan para mojar en la salsa y un vino blanco fresquito (de la cornisa de la ventana... jejejeje).
Si preparais más judías de las que podais comer, las podéis guardar para otra ocasión. Van a estar buenísimas encima de una tostada de pan calentita o para completar una ensalada y hacerla plato único.

¡Salud!