jueves, 28 de junio de 2007

"Sólo vemos lo que conocemos"

Comienzo con una cita de Charles Babbage porque ilustra perfectamente una cosa curiosa que me pasa con el alemán. Cada vez que aprendo una palabra nueva parece que apararezca como por arte de magia por todas partes. Como si antes de que yo la conociera no existiera y de pronto se manifestara en todas las conversaciones, periódicos y anuncios de la tele.

Lo mismo me pasó con el pan. Un día me decidí a hacerlo y comencé a buscar información. ¡Un lío! Harinas de diferentes tipos, fermentos, pre-fermentos, levadura seca, fresca, instantánea... Poco a poco, y con ayuda de mi consejo de expertas preferido, he ido aprendiendo una pizca. Y desde que sé lo de la masa madre, los diferentes tipos de harina y esas cosas, allá donde miro y leo se habla de ello. ¡Incluso mi querido Jamie habla de los tipos de harina y yo no me había percatado!

Seguro que hubo algún pensador moderno y optimista que dijo que el conocimiento es la luz que ilumina el mundo. Pues gracias a que conseguí un farolillo puedo alumbrar un poco más mi cocina y hacer panes como este.

Pan de levadura natural 1.0
(Receta del libro "El Aprendiz de panadero")



Ingredientes:

Pre-masa:
120 gr de levadura natural o masa madre (yo hice la que propone la experta entre las expertas Maribel)
130 gr. de harina de fuerza
30 gr. de agua

Masa:
500 gr. de harina de fuerza
14 gr. de sal
300 gr. de agua

Preparación:
El día enterior al que se quiera hacer el pan, se hace una "pre-masa" con la masa madre, la harina y los 30 gr de agua. Se deja reposar toda la noche. Al día siguiente, se añaden los 500 gr. de harina, la sal y los 300 gr de agua. Se amasa 15 minutos y se deja reposar 3 o 4 horas, hasta que doble de tamaño (el mío con dos ha tenido suficiente, ¡que bestia!). Entonces, se le hace la forma que se quiera y se deja reposar unas tres horas más, hasta que sea casi el doble de grande de lo que era. Se precalienta el horno a 260 grados con un recipiente con agua, se mete el pan, se baja a 230 y se hornea 15 minutos por cada lado.

Está muy rico, y no sé si dura mucho porque nos lo zampamos en dos días... ¡que gulas!

Esta es la primera versión, iré modificando las harinas y experimentando a ver qué sale. ¡Manténgase atentos a sus pantallas! :-)

¡Salud!

martes, 26 de junio de 2007

Willkommen Sommer!

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Este fin de semana hemos dado la bienvenida al verano como se suele hacer por estas fechas cada año. Al provenir de una tierra mediterránea y orgullosa, uno se piensa que solamente por allí se celebran los solsticios de verano como Dios manda con petardos, fuegos y cocas varias. ¡Pues NO! En muchos otros sitios de Europa se celebra el solsticio de verano. Por ejemplo, aquí en Austria se celebra también con hogueras en las montañas que los mozos de los pueblos deben saltar para probar su hombría (¿no os suena de algo?).

Otro país donde la noche más corta del año es muy importante, casi tanto como la Navidad, es en Suecia. Hace un par de años, en una de mis clases de alemán, una compañera sueca nos explicó cómo se celebra allí esta noche tan especial, y me quedé maravillada, “¡Wow! Así que no somos los únicos que celebramos estas cosas...”

El origen de la fiesta no es religioso y aunque en España se celebre como “San Juan”, en realidad es una fiesta que rezuma magia y paganismo por todos sus poros: el fuego, las leyendas de brujas, las costumbres de recoger ciertas hierbas durante esa noche que así tendrán propiedades mágicas, etc.



Quisimos celebrar también nosotros esta noche mágica, así que nos pasamos por IKEA y cargamos para poder celebrar como Dios manda un solsticio de verano a la sueca.
Había: cerveza sueca, pan crujiente de sésamo, queso curado y una ensalada de arenques y patatas. La ensalda la hice de memoria según una receta que encontré en este blog.Pero, para variar, se me olvidaron ingredientes, y puse otros que no debían estar...

Ensalada de verano sueca a mi manera (para dos)




cuatro patatas cocidas y frias
cuatro filetes de arenque tipo “Matjes
un huevo duro
cutro pepinillos agridulces
una cebolleta
un par de cucharadas de nata agria
eneldo fresco picado
sal y pimienta
un chorrito de limón

Se mezcla en un recipiente el limón, la sal, la pimienta, el eneldo y la nata agria.
Se pican el resto de ingredientes a trozos que quepan en la boca y se aliña con la salsa de nata agria.
¡Buen provecho!

Nos gustó la ensalada por su frescor y cremosidad, y tanto el pan como el queso estaban deliciosos. La cerveza, normalita, pero algo fresco pasa divinamente en las noches calurosas.



De postre, siempre tiene que haber algo con fresas, así que aprovechamos los restos de un rollo de fresas y nata que teníamos en la nevera. La receta aquí.

¡Salud!

jueves, 21 de junio de 2007

Nuevos sabores de verano

Es curioso lo de las frutas y verduras de cada país. Cada lugar tiene sus cultivos autóctonos y cosas que para mí son completamente vulgares, aquí son una maravilla de la naturaleza y viceversa. Por ejemplo, para los austríacos los garbanzos son una comida exótica, mientras que yo alucino con el ruibarbo o con la infinidad de raíces y bayas variadas que se pueden encontrar.

Los habitantes de estas tierras son muy amantes de las bayas y cuando es temporada, el mercado rebosa con frambuesas, grosellas de todos los colores, arándanos y demás. Muchas de ellas jamás las había visto o comido, pero poco a poco voy haciendo desaparecer mi ignorancia en este campo.

Este verano que empieza, me he atrevido a comprar y saborear las “Stachelbeeren” (gooseberries en inglés o grosella espinosa en español). Siempre que las veía, pensaba que debían ser muy ácidas, no sé porqué... quizá porque su color verde pálido hace pensar en manzanas ácidas o frutas no muy maduras. Es del tamaño de una uva, la pulpa tiene un sabor dulce muy rico y una textura que recuerda a una ciruela.



Buscando información sobre las bayitas en cuestión, encontré que los ingleses también gustan de comer estas frutillas cuando es temporada y encontré una receta de un postre muy rico, que en las islas se llama “fruit fool” y que por aquí lo llaman “Fru Fru” (también es una marca comercial). Consiste en yogurt o leche agria mezclada con un puré de frutas de temporada. He aquí mi versión de este postre, inspirada por una receta de la nutricionista Jane Clarke, un poco más calórica que la original pero (creo) más sabrosa... jejeje.

Fru Fru de grosellas espinosas
(en plan Juan Palomo)



Ingredientes:

125 gr de grosellas espinosas (si no se encuentran, se puede usar cualquier otra baya)
cuatro cucharadas soperas colmadas de nata agria (o yogurt griego, por si la operación bikini)
una cucharadita de azúcar
un chorrito de jarabe de flores de saúco (o el líquido de cocción de las bayas, miel, melaza, jarabe de arce...)

Preparación:

Se quitan los rabitos de las grosellas y se lavan. En un cazo con un chorrín de agua y el azúcar, se cuecen las frutas durante 3 o 4 minutos. Se apaga el fuego y se deja, tapado, unos 10 minutos más para que se acaben de ablandar. Se dejan enfriar completamente. Mientras, se mezcla la nata con el jarabe de flores de saúco.
Se pone la nata en un recipiente transparente y se mezclan suavemente las bayas previamente escurridas del líquido de cocción y machacadas con un tenedor (el líquido se puede guardar para hacer un refresco, mezclándolo con agua con gas fría)

Lo bonito es que no quede mezclado del todo, que tenga un toque “marmolado”. Como decían en el anuncio, “Mi Fru Fru no se puede mezclar”.
Se puede servir con galleticas de jengibre crujientes para mojarlas o con frutos secos picados por encima.

Las frutas cocidas se pueden congelar muy facilmente en pequeñas cantidades y se conservan durante meses. Por si alguien tiene ataques de nostalgia veraniega.

Antes, mis veranos tenían sabor a sandía y melón, ahora tienen sabor a bayas y flores de saúco. ¡Hay que ver lo que son las cosas!

¡Salud!

lunes, 18 de junio de 2007

HEMC #12: Un simple bocata de berenjenas

Me estoy leyendo un libro de Arturo Pérez-Reverte. Es un libro bastante viejo ya (del 98), una recopilación de sus artículos de El Semanal. Son artículos que no te dejan indiferente, que te hacen saltar del asiento de indignación, llorar de impotencia o reírte a carcajadas.

Me gusta leer al maestro cartagenero porque es de aquellos escritores que saben expresar exactamente en palabras los pensamientos que a mí se me agolpan en la mente y soy incapaz de transformar en algo coherente que los demás entiendan. Quizá ése es el don que tienen los buenos periodistas y escritores.

Además, tengo una sensación extraña cuando leo sus historias. La sensación de saber exactamente qué es lo importante y qué no en esta vida. Como si leyendo a este buen hombre se me ordenara de golpe la escala de valores y pudiera ver con más claridad a mi alrededor. Cuando habla de la guerra, de la pobreza, de la injusticia... me doy cuenta de lo superficiales que podemos llegar a ser los seres humanos y cómo nos preocupamos de cosas que en realidad son ínfimas y ridículas.


Una tarde de ritmo frenético en Leopoldskron

Con esa sensación es cuando comienzo a disfrutar de verdad de lo que tengo a mi alrededor. Es cuando le doy valor a las cosas más tontas y aprecio los placeres más simples de la vida: una tarde de domingo compartiendo un banco del parque con la sombra de un roble y una libélula, una conversación "filosófica" que va desde cuál es la naturaleza del amor de madre a si las gambas tienen o no corazón (¿algún biólogo en la sala?), o un simple bocata de berenjenas asadas para celebrar el primer aniversario del HEMC.

Simple bocata de berenjenas asadas (para dos)



Ingredientes:
un buen pan hecho en casa con levadura natural
una berenjena hermosa
una cabeza de ajos
una cebolla grande
aceite de oliva
un tomate
unas cuantas olivas negras
sal de mar

Se asan la berenjena entera, la cebolla pelada y los ajos en el horno a 200ºC de 30 a 60 minutos (depende de lo gorda que sea la berenjena). Cuando la berenjena ya está tierna, se envuelven todas las verduras con papel de periódico y dejamos que se entibien en él. Se desenvuelven las verduras, se pela la berenjena, se corta a tiras y se mezcla con la pulpa del ajo y la cebolla a gajos. Se deja enfriar hasta el día siguiente.
Cuando ya estamos listos para preparar el bocata se toma un trozo del pan y se parte por la mitad. Se rellena con las berenjenas, un poco de aceite de oliva, unas lonchas de tomate, las olivas picadas y unas escamitas de sal.
Se envuelve, se lleva al parque preferido de cada uno, se planta el pandero debajo de un árbol y se come con mucho gusto y buena compañía.

¡Salud!

viernes, 15 de junio de 2007

Mission Complete!

Tengo una misión que atender: unos memes. Para los no iniciados, un meme es una especie de juego en el que bloggers envían a otros bloggers preguntas sobre sí mismos para conocerse mejor. Se tienen que ir reenviando y así se crea una especie de efecto "bola de nieve" donde todos hemos hecho ya el meme o, al menos, hemos sido invitados. No sé si esta explicación ha servido de algo, o os ha liado más :-S

Esta semana me han enviado dos. Ibán me envió el de la ventana y Dalia me envió el de las 8 cosas sobre tí.

El de las ocho cosas sobre tí consiste en explicar 8 cosas personales sobre uno mismo para que te conozcan mejor. Después se tiene que enviar a 8 bloggers y avisarlos via comentario de que los has nominado.
Pues sin más preámbulos, allá van mis ocho cosas:

1. Cuando era pequeña no comía nada. El día que me acababa el "potito" era una fiesta en mi casa. Mi yaya llamaba por teléfono a mi madre, que estaba en el curro, y bailaban, cantaban y abrían champán para celebrarlo. ¡Quien iba a decir que años más tarde no habría quien me cerrara la boca! ¡Si mi yaya me viera ahora! Ains...

2. Tengo muchas manías sobre las cosas de comer. Y no me refiero a la comida, si no a los cubiertos, vasos, tazas, etc. Unas muestras: las copas de vino tienen que ser grandes, siempre bebo las cosas calientes en tazas excepto los "Latte Machiato" que sirven aquí y los cortados, las tartas siempre las tengo que comer con tenedor... y muchas más. Muchas veces estas manías son tan incisivas que hace que un restaurante con buena comida no me guste en absoluto si me sirven la tarta del postre con una cucharilla o una infusión en vaso.

3. Me encantan las cosas de colores. Y como mi preferido es el naranja, se me hacen irresistibles las cosas con ese color, ¡incluso la comida!

4. Soy la típica víctima del fenómeno fans. Cuando era pequeña me gustaban los Hombres G y "V", cuando fui más mayor los New Kids On The Block y porque las Spice Girls me pillaron ya de crecidita que si no... Ahora soy una auténtica freaky de Jamie Oliver, Jane Clarke y Friends. ¿Aún me juntais?

5. Soy contradictoria en muchas cosas. Seguro que la gente que me conoce encuentra para estas ocho cosas miles de excepciones. La contradicción más espectacular es que odio el color azul para vestirme pero mi vestido favorito es de color azul. ¿Alguien lo entiende? ¡Yo no!

6. Me encanta ducharme con agua muuuy caliente, incluso en verano. Y me estoy una hora debajo del chorro de agua, como un pececillo feliz.

7. Trabajo de profesora de español en una escuela de idiomas. Me encanta este trabajo. Es divertido y muy gratificante. Cuando ves cómo progresan tus alumnos y pueden hablar español cuando al principio no sabían nada, es una satisfacción muy grande.

8. Soy una dormilona profesional. Pero últimamente estoy encontrándole el gusto a eso de madrugar. (Aunque si alguien pregunta, negaré rotundamente haber dicho esto, que una tiene su reputación, oyes.)

Pues ¡eso es todo, amigos! Ahora vamos a por el segundo. El meme de la ventana consiste en publicar una foto de la ventana del curro y de lo que se ve a través de ella.
Ha sido un poco dificil saber qué ventana tengo que fotografiar. Porque mi curro está en la escuela, pero depende del aula que me toque tengo una ventana o otra. Pero la mayoría del tiempo que gasto currando es preparando las clases, y eso lo hago desde casa. Y a veces, hago clases en empresas, así que tengo otras ventanas. En fin, al final he decidido poner la foto de una de mis aulas favoritas y la de casa, porque en las empresas me da vergüenza sacar la cámara, vaya a ser que me acusen de espionaje industrial :-)



La escuela está en la Getreidegasse, la calle más comercial de Salzburgo. Pero las ventanas que más me gustan son las que dan a la parte de atrás. Se ve uno de los patios interiores que tiene esta ciudad y al fondo, la cúpula de la Kollegienkirche.



Desde la ventana de casa, que también está en el centro, se ve otro patio interior (con bastante historia, por lo visto), pero lo más bonito son esos geranios sandungueros que nos regaló la tieta Antònia cuando estuvo aquí.

Bueno, ahora viene la parte más chunga... encontrar a alguien que no haya hecho aún los memes en cuestión.
Pues voy a ser recíproca, y voy a invitar (siempre sin compromiso) a Dalia para que haga el de la ventana, y a Ibán para que haga el de las ocho cosas.
Y voy a llamar a que hagan los dos, si les apetece, a Rosal, Elbereth y Ara, compañeras de cafeteo, al Tonisito, y también a todos aquellos que les apetezca escribir sobre ello!

Buen fin de semana a todos y... ¡Salud!

jueves, 14 de junio de 2007

Triangel

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Habíamos pasado por delante mil veces. Yo siempre me había fijado en lo feliz que era la gente en la terraza y las cosas tan ricas que comían, pero siempre teníamos prisa porque nos cerraban la parada del pan. Hasta que un sábado decidimos entrar a comer (y el pan, lo hicimos en casa). Es la decisión más acertada que pudimos tomar (por el restaurante y por el pan). Desde entonces, tengo un nuevo restaurante favorito en Salzburgo: el Triangel.



Tiene todos los ingredientes que hace que un restaurante me guste:
La decoración es rústica pero no pueblerina, y aunque estés dentro del local (la terraza suele estar a tope) tiene unas claraboyas en el techo por las cuales entra la luz del sol.



Tiene rinconcitos románticos que hacen que, aunque el local tenga tropocientos comensales, te sientas recogido.
La terraza es soleada pero con sombra. Si llegas a comer a hora española (cuando ya han recogido el mercado), puedes tener sombra natural.
Siempre está lleno, la mayoría de la clientela son nativos del país y algunos de ellos son gente que trabaja en el mercado.
Sirven una de mis cervezas favoritas, la Trumer Pils.
La carta es pequeña, pero tiene una lista enorme de especiales de temporada. Ésto, junto a que está situado al lado del mercado, hace pensar que todo es fresquito, fresquito.
El servicio es amable y atento a los detalles.



Cuatro de los platos de la carta: carpaccio de ternera, vitello tonnato, terrina de mozzarella y tomate, y goulash de buey.

Los platos están decorados de manera sencilla y hay para todos los gustos. Puedes comer más tradicional o más “mediterráneo” según te apetezca. Recomiendo la sopa de pescado (de salmón): las verduras al dente y el pescado en su punto.
El pan está delicioso y es fresco (el de ajo, el de romero... mmmmh)


Los postres: triple mousse y uno de los heladitos caseros.

Los postres son caseros, incluso los helados, y están exquisitos. Recomiendo el soufflé de chocolate (¡un triunfo!) o cualquiera de los helados caseros.
Creo que tienen el mejor espresso de Salzburgo. Aún no los he probado todos pero, de momento, es el mejor que he tomado y además, te lo sirven con una galletita de masa quebrada crujiente (esos son los detallitos que me conquistan de un restaurante)
No es excesivamente caro (para los estándares salzburgueses) y la cuenta la firma el camarero con un divertido mote (“Les ha servido: Elvissss” “Les ha servido: Super Mario 1”)
En fin, que cuando vamos a comer o a cenar allí, salgo feliz. Así que os lo recomiendo a todos. Si algún día pasais por Salzburgo, id a comer o a cenar al Triangel, ¡no os arrepentireis! Y si venís en agosto, quizá tengais suerte y podais ver a un cantante de ópera famoso tomándose unas copas después de la función.

¡Salud!

TRIANGEL
Wiener-Phiharmoniker-Gasse 7, Salzburg, 5020
Teléfono: +43 (0)662 84 2229
Parada de autobús más cercana: Herbert-von-Karajan Platz (Bus 1, 4, 15 )

domingo, 10 de junio de 2007

Segunda receta de mi mami

Hace unos días se discutía en el blog de Paco, entre otros temas, el tema de la integración en un país extranjero. Eso me hizo pensar en qué es realmente integración y en cómo se sabe si estás integrado o no. Supongo que las claves son conocer el idioma, tener un trabajo y hacer amigos autóctonos con los que ir a tomar unas copichuelas. Creo que en todo esto más o menos voy sacando un aprobado, aunque sé que me queda mucho camino por recorrer, ¡sobretodo en el tema idioma!
Pienso en algunos de los españoles que me he encontrado por estas tierras, siempre quejándose de la comida de aquí, que todo es tan caro, que el tiempo es un asco, que la gente es tan cerrada, siempre buscando al grupito de españoles para rajar de los locales... Creo que el día en que yo me queje así, cojo la puerta y me voy. Nadie me obliga a quedarme en un país donde no estoy bien. (Eso no quiere decir que a veces no me queje... es nuestro deporte nacional ¿no? jejeje)
Relacionando el tema de la integración con el gastronómico, me da un poco de pena esa manía española de asegurar de que "como en España no se come en ningún lado". Bien, se come diferente pero no se come mal. Como dice Ibán, "es cuestión de tradiciones y gustos". Es absurdo empecinarse en comer paella cada sábado porque no solo te sale carísimo, sino que no va a ser lo mismo, obviamente. Hay que adaptarse a lo que hay... supongo que eso es parte también de la integración.
Es cierto que aquí, por ejemplo, los higos los cobran a euro la pieza (mi madre aún está traumatizada) pero también es cierto que he descubierto algunas verduras y frutas riquísimas y baratas que nunca había visto en España, como el colirrábano o el ruibarbo.
Además, en estas tierras, con la coña de la "sana dieta mediterránea" han adoptado muchos ingredientes como el aceite de oliva mientras que en España estamos tan seguros de que nuestra dieta es la mejor que nos perdemos muchas cosas de la gastronomía centroeuropea, como los diferentes tipos de nata (mmmmh) o los deliciosos panes de cereales variados (afortunadamente, estas cosas están cambiando poco a poco y se puede encontrar ya casi de todo en todas partes).
De todas maneras, de vez en cuando, hago una visita a la tienda de productos españoles de aquí y me doy algún caprichito. Así, juntamente con los productos que nos traen nuestras visitas, puedo preparar algunas recetas españolas. Aunque sean todo un lujo para el bolsillo... ¡a veces hay que darse estos placeres!




Pimientos del piquillo rellenos de bacalao (al estilo de mi madre)



Ingredientes (para tres o cuatro personas):

dos cebollas medianas
un filete de bacalao desalado (48h en remojo, cambiar el agua cada 12h)
100 gramos de mantequilla
100 gramos de harina + un poco para rebozar los pimientos
medio litro de leche
cuatro zanahorias medianas (yo sólo tenía dos, así que puse dos y un trozo de apio)
un ajo gordo
un vaso de vino blanco (yo le puse jerez)
dos latas de pimientos del piquillo (reservar el agua o aceite de la lata)

Se desmiga el bacalao y se reserva. Se pone la mantequilla en un cazo y se pocha en ella una cebolla picada muy fina. Se añade el bacalao y se le da unas vueltas. Se añade la harina y cuando ésta queda como una pasta espesa, se va añadiendo la leche poco a poco hasta obtener una bechamel espesa (como para hacer croquetas). Se deja enfriar un poco.
Mientras, preparar un sofrito con las zanahorias ralladas, la cebolla y el ajo picados (en mi caso también el apio picado).
Rellenar los pimientos con la bechamel de bacalao, rebozarlos en harina y freirlos un poco hasta que estén dorados.
Echar el vino al sofrito y cuando se evapore el alcohol, añadir los pimientos rellenos, el caldo de la lata de los pimientos y agua hasta cubrir los pimientos. Dejar cocer a fuego medio hasta que la zanahoria quede tierna. ¡Cuidado con la sal, que el bacalao ya es salado!
Servir espolvoreado con perejil picado y con un buen vino (los vinos austríacos están muy ricos)

¡Salud!

viernes, 8 de junio de 2007

Primavera en un vaso

De mi madre he heredado el gen cocinillas y de mi padre he heredado el gen silvestre. El gen cocinillas creo que es el responsable de este blog. El gen silvestre es el responsable, por ejemplo, que en un viaje en tren de repente yo grite "¡MIRA: UN BAMBI!" Ante la mirada divertida y la sonrisa de los demás pasajeros.
La combinación de los dos genes hace que siempre que salimos al campo (incluso a veces por la ciudad) a dar un paseo (ya sea a pie o en bici) no pare de mirar a los márgenes del camino y haga parar a la gente mil veces para recoger fresitas, tomillo y otras hierbas comestibles. Supongo que es una costumbre un tanto molesta, pero luego tiene su recompensa cuando con el producto de mi recolección preparo cosas con las que llenarse el buche.



Ayer ya fue el colmo. Era día de fiesta (El Corpus) y yo me emperré en ir a buscar flores de saúco (aquí las llaman Holunderblüten) para hacer un jarabe. El Tonisito me propuso "¿Vamos al Bluntautal?" Y yo "¡¡¡Sí, sí!!! ¡¡¡Pero en bicicleta!!!" ¡DIOS! Mardita la hora en que dije aquello, ahora me duelen hasta las pestañas (Estaba más lejos de lo que calculamos en un principio).



Recogimos muchas florecillas, pero no sin peligro, ya que íbamos pedaleando tranquilamente cuando yo berreaba "¡AQUI, AQUI!" y pegaba un frenazo que más de una vez hubiéramos salido disparados por encima del manillar. Además, recoger las flores no es fácil, porque tienen la mala costumbre de crecer lo más alejadas posible del alcance humano, así que haz equilibrios y déjate picar por las ortigas.



Espero que la recompensa valga la pena. Hasta dentro de tres días no tendré los resultados finales, pero el primer avance parece que tiene buena pinta!

Jarabe de flores de saúco (de la revista "Essen und Trinken Für Jeden Tag")



Ingredientes (para dos litros, aprox.)

25 flores de saúco
1 kilo de azúcar
1 litro de agua
25 gramos de ácido cítrico (yo le puse zumo de limón)
una naranja
un limón

Elaboración:

Se cuece el agua, el ácido cítrico y el azúcar hasta obtener un almíbar. Mientras, se parten a rodajas el limón y la naranja y se sumergen las flores en agua para limpiarlas de pequeños insectos y otras impurezas.
Se ponen las naranjas y limones en recipientes con suficiente capacidad. Se añaden las flores y el almíbar. Se tapa y se deja reposar durante tres días, removiendo de vez en cuando. Una vez pasado este tiempo, se cuela la mezcla y se vuelve a cocer. Se pone (en caliente) en botellas que cierren bien. Dura hasta un año (aprox).

Se puede usar en refrescos, o para aderezar postres, yogures, salsas...
Para los más vagoncios, se puede comprar en IKEA, está etiquetado como "Elderberry flower drink".

¡Salud!

lunes, 4 de junio de 2007

Me gusta Viena...

Este fin de semana se nos ofreció la oportunidad de visitar Viena con el alojamiento semi-pagado. El Tonisito tenía una reunión en la universidad, así que la empresa le pagaba la mitad del alojamiento y el viaje. Así que aprovechamos para visitar una vez más Viena.
La primera vez que fuimos, fue una catástrofe. Me refiero a que era finales de octubre y se había instalado una horrible "niebla alta" en la ciudad que duró durante toda nuestra visita. Además, no tuvimos mucha suerte con el alojamiento, y la pensión parecía más el túnel del terror que un hotel. Fue entonces cuando comprendí perfectamente a los expresionistas y las teorías retorcidas de Freud. En esas circunstancias Viena es gris, triste y deprimente, perfecta para pintar el dolor y la indiferencia, y para crear teorías sexuales basadas en tragedias griegas. Tardamos más de un año en volver. Pero cuando lo hicimos, el Enero siguiente, disfrutamos como locos, tanto, que este fin de semana era la sexta vez que visitábamos la ciudad de la música.
Me gusta Viena porque allí no me siento extranjera. Quiero decir que en una ciudad tan grande, todo el mundo es extranjero, hay gente de todos los tamaños, colores y formas, y te sientes más a tono con el paisaje.



Me gusta Viena porque puedes hacer cosas que sólo en una gran ciudad puedes hacer, como ir al cine en versión original y ver una película comercial (vimos "Border Town" muuuuuy recomendable), o comprar libros en una mega-librería (compré el libro de "Casa Moro"... luego vienen las recetas...)
Me gusta Viena porque tiene museos con arte de verdad y casas de uno de mis arquitectos preferidos, Hundertwasser, que decía que sus inquilinos preferidos son los árboles (en sus casas siempre viven árboles).



Me gusta Viena porque es sucia y decadente, una ciudad en la que la gente vive, no una ciudad que es un decorado para los turistas.
Me gusta Viena porque tiene el mejor mercado que he visto nunca (y que me perdone Santa Boquería) y el rastro más divertido que puedas encontrar en el mundo! (y que me perdonen en Madrid).





Me gusta Viena porque tiene locales modernos mitad cafetería, mitad tienda de muebles, donde comer un "Brunch" el domingo por la mañana y cafés destartalados que no han sufrido ninguna reforma desde que los inaguraron allá por los años 30.



Por todas esas cosas me gusta Viena. Lo único que no me gusta mucho es el viaje de tres horas en tren. Te deja hecho caldo. Aún así, al volver a Salzburgo, tenía tantas ganas de "inaugurar" mi nuevo libro, que me puse a hacer el pan "plano" rápido que propone:

Pan "plano" rápido (para dos)

Ingredientes:

100 ml de agua tibia
1/4 de cucharadita de levadura seca de panadero
130 gr. de harina de fuerza
una cucharada de aceite de oliva
un pellizco de sal

Se mezclan todos los ingredientes y se amasan durante unos cinco minutos. Se deja reposar 20 minutos (mientras, puedes preparar un hummus para comer con el pan). Se vuelve a amasar ligeramente la masa, y se le da forma de "tortillas" con un rodillo enharinado. Se cuecen las "tortillas" en una sartén sin grasa hasta que estén hechas, pero no demasiado tostadas, han de quedar blanditas, no crujientes ( a mi me quedaron crujientes... snifff!, pero estaba rico igual!)


Salud!